VIII Medio Maratón de Montaña Ciudad de Arucas

Este domingo tocaba desempolvar las Asics Trabuco (no sé a que genio de Asics se le ocurrió el nombre) para echarse a correr por la montaña, cambiando un poco la rutina de rodajes largos que empieza a asentarse cada fin de semana.


Soy de esos corredores a los que les gusta tener controlado casi todo antes de la carrera y, normalmente, trato de pasarme antes por el circuito para tener idea de lo que me voy a encontrar. En esta ocasión sólo tenía como referencia un perfil correspondiente a la edición de hace dos años, que para colmo no se correspondería con el circuito diseñado para este año. Como se puede intuir en la foto aún no sabía la que se me venía encima.



De todos modos, como la idea era hacer un entrenamiento largo y con cuestas, no iba demasiado estresado por desconocer prácticamente todo sobre la prueba... que inocente es la ignorancia. La carrera constaba de dos vueltas a un circuito de 10 kilómetros, más un tramo extra por los alrededores de un campo de futbol al iniciar la misma, de forma que hiciéramos 21.097 metros. En cada una de las vueltas se hacía una doble ascensión y bajada alrededor de los montes cercanos a la salida.


El planteamiento era claro, ir tranquilo, sobre 5:30/km, en el llano (cuando pensaba que habría llano), aflojando mucho en las cuestas y aprovechando los descensos para recuperar. Pues bien, en el kilómetro llano que se hizo alrededor del campo de futbol iba a 5:15/km y estaba entre los diez últimos ¡dónde co... me había metido!



A pesar del agobio de estar a la cola de la carrera me propuse ir a mi ritmo sin pensar mucho en ello, llegando a hacer todos los avituallamientos andando para hidratarme bien. Sin embargo, aún tratando de conservar todas las fuerzas posibles, las cuestas, bajadas, veredas estrechísimas, piedras, barro... hicieron que las reservas de energía bajaran pronto. Sobre el kilómetro 9, el día dejó de parecerse a “El día de los enamorados” de Concha Velasco para convertirse en “Un San Valentín de Muerte”.



Los kilómetros empezaron a pasar muy lentamente y tuve que hacer casi todas las cuestas andando rápido a partir de ese momento, parecía que no iba a terminar nunca. Al acabar la carrera tuve la sensación de que siempre estuve entre el kilómetro 12 y el 17. A esas alturas ya habían aparecido las ampollas y en cada pisada veía estrellas de todos los colores.


Lo único que me mantenía con fuerzas para acabar era pensar que los últimos 3 kilómetros eran incómodos pero con pendiente negativa, pero el día aún tenía una última sorpresa para el corredor de ruta metido a montañero. Justo cuando iba recuperando ritmo y bajando pulsaciones, descargó una manta de agua que me dejó como si hubiera salido de la lavadora. El compañero de fatigas que tenía detrás dio un grito exclamando “¡joder esto no le pasa a los primeros!”, evidentemente la mayoría de los titanes con los que se me ocurrió pasar un día en el campo ya se encontraban en meta calentitos, a alguno incluso le sobró tiempo para echarse una flexiones en meta.


No había otra opción que aguantarse y hacer los últimos kilómetros empapado y con dos kilos de barro en cada zapatilla que hacían que mis cargados muslos y gemelos fueran incapaces de separar el pie del suelo, parecía que iba haciendo marcha atlética. La imagen de la llegada a meta es fiel reflejo de como terminé la prueba.


Irónicamente, mientras me quitaba la ropa mojada en el aparcamiento, Arucas nos dejó esta postal con el cielo despejado.


En cuanto al pequeño malentendido con Marian, a día de hoy no acaba de creerse que hice los 21 kilómetros para poder regalarle la medalla, ¡eso si que es amor y no comprar una baratija en El Corte Inglés! Pero nada, sigue pensando que fuí a la carrera por simple diversión egoísta ;-)


Al final 2:12:20, para ser el 88 de 106 finishers y 42 de 47 en mi categoría. Aún no le tengo cogida la medida a las carreras de montaña, así que soy un orgulloso ocupante del vagón de cola... por ahora.

Fotos de la carrera
Rutómetro en Garmin Connect (no tener en cuenta los últimos 190 metros, olvidé parar el pulsómetro)

NOTA: Mañana publicaré el origen de algunas de las fotos que he incluido en la crónica.

Comentarios

  1. Yo tampoco puedo con las carreras de montaña, me matan y me vacían en los primeros kilómetros; mi cuerpo está hecho al asfalto y las pocas veces que lo he sacado de él he sufrido más de la cuenta; será falta de costumbre; la dureza de la montaña no me va, la verdad.

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  2. Correr en la montaña es totalmente distinto al asfalto (son mi debilidad), se sufre más, pero cujes mas fuerza en las piernas y puedes disfrutar del entorno. Prueba a hacerlo más a menudo y notaras la mejoría, las fotos son espectaculares.
    Slds

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  3. Que pasada de fotos, de perfil, de paisajes y de crónica. Sólo viendo la foto de llegada a meta se hace uno buena idea de la carrera...

    Y hombre, lo de regalarle la medalla es muy bonito y eso, pero como que no cuela mucho.

    Un fuerte abrazo.

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  4. Hola, acabo de pasar por aquí y he visto la crónica.
    Vaya sufrimiento, y los gráficos lo dicen todo. Al menos la ruta era bonita, si es que uno puede disfrutarla
    Con tu permiso, te visitaré con frecuenCIA
    Saludos
    JUAN

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  5. Menudo perfil, la montaña lo que te da es dureza en todos los aspectos, mentalmente pone tu límite muy lejos.

    Felicidades por esa carrera y gran crónica.

    Un abrazo

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  6. Yo tengo malas experiencias con la montaña, pero es una espinita que me tengo que quitar tarde o temprano. Cuando ves en una carrera de montaña que sólo permiten a 150 inscritos, da por hecho que casi todos son titanes de montaña. Espero que no tengas secuelas musculares y puedas continuar entrenando bien esta semana.

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  7. Sólo con leer tu crónica, ya se puede ver que la carrera ha sido toda una odisea. Las carreras de montaña son ya duras de por sí. Enhorabuena por tu actuación, pese a la orografía, la climatología y las malditas ampollas.

    Un saludo.

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  8. Hombre, no estas adaptado a la montaña, normal acabar así. Lo primero es ver que la banda no es la típica de las carreras, esos tienen muchas muescas en las zapas, y seguro que en la siguiente vas mejor, es cuestión de terreno y desnivel, de saber bajar el ritmo en las subidas y bajar rápido por esos caminos de Dios. A mi me llama mucho la atención, he corrido por monte pero nunca por montaña, ya me atreveré algún día no muy lejano. En cualquier caso como entrenamiento esta semana vas a flipar, esto te pone como una moto.

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  9. yO SOLO he corrido una de perfil montañoso, y la verdad que lo pase muy mal. Asique es logico tener esas sensaciones cuando pasamos de la ruta a la Montaña.

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  10. A eso se le llama pasarlas "putas". Me he reido mucho con tu crónica porque me he visto reflejado totalmente cuando has dicho lo de "¿dónde coño me he metido?".

    Al final llegaste, que es de lo que se trata.

    Muy buena la crónica.

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  11. Que paliza compañero, y pensar que durante un segundo paso por mi cabeza darme un salto, menos mal que me quede en casa, si no estaría todavía corriendo.
    Un saludo.

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  12. La foto finish lo dice todo... Debió de ser un infierno acabar la carrera. Lo malo de esta primera prueba en montaña es que al no dejarte buen cuerpo, puede que te cueste mucho volver a meterte en un fregao de estos. De todas formas, enhorabuena por terminar semejante rompepiernas.

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