Crónica I Carrera de Montaña Miguel Martel

Nunca había redactado una crónica con tanto retraso, e incluso había pensado no hacerla porque me da un poco de pereza pasado el tiempo, pero los días de descanso después del Challenge Maratón y la llegada de nuevo material gráfico, secuestrado por mi compañero de carrera, me han animado a escribirla.





Carrera disputada a finales de Agosto, Iván tenía 11 días y, por tanto, yo llevaba 12 noches sin dormir. Aprovechando que los tíos de Iván estaban en la isla, Monty y yo decidimos correr y así el debutaba en carreras de montaña.


La idea era salir tranquilo, teniendo en cuenta mis condiciones físicas en aquel momento y el calor de Agosto, no era cuestión de matarse. Puedo decir que fue la primera carrera en la que no sufrí llevando un ritmo por encima de lo normal y que la disfruté desde el principio hasta el final. En la imagen se ve como la policía nos escoltaba en un primer tramo neutralizado.


Bueno... al principio salimos un poco rápido (Monty iba unos 100 metros delante) pero cuando llego la subida todo se tranquilizó. De hecho esta foto la sacamos desde el primer avituallamiento, al final de la larga y empinada cuesta.


A partir de ahí decidimos ir juntos y, como ya conocía el recorrido, voy llevando el ritmo. Vamos cómodos y algunos corredores nos pasan, conociendo el final en cuesta prefería ir reservando para no morir en el último tramo.


En la bajada hay un momento que Monty prefiere que apretemos un poco y le damos más ritmo a la marcha hasta que... zzzzaaaaassss, oigo un ruido detrás y veo como se ha metido una leche de mucho cuidado. Por suerte la cabeza aterrizó en una zona de tierra, porque si no allí se hubieran acabado sus vacaciones. Hacemos control de daños y, a pesar de lo aparatoso de las heridas mezcladas con el sudor y la tierra, vemos que está bien y continuamos.

El resto de la bajada nos la tomamos con tranquilidad y en el segundo avituallamiento paramos un rato para beber y recuperar. El chico de protección civil se fija en Monty y nos pregunta si no nos han parado más arriba para ver las heridas, por un momento pienso que nos van a parar allí pero después de explicarle que no es para tanto podemos seguir.

En la última subida ya estábamos todos cascados y a pesar de que no íbamos muy fuerte adelantamos unos cuantos puestos, la imagen que ofrecíamos ahora ya no es tan “limpia” como la del principio.



Una vez superada la cuesta nos dirigimos por las calles de La Barrera hacia la línea de meta, donde finalizamos en 1:53:46 ocupando los puestos 61 y 62 sobre 101 finishers.


Por primera vez paso por la ambulancia antes que por el avituallamiento de meta para que curen al herido pero orgulloso debutante.


Por mi parte terminé muy bien físicamente, algo importante para aguantar la locura de los primeros días de convivencia con Iván (la verdad es que una semana después se convirtió en un santo). El circuito de la carrera me pareció muy divertido, con barranco, subida larga, pista, sendero, descenso técnico ... además la paella y las "papas arrugás" del final estuvieron muy buenas. También es de agradecer que pudiéramos darnos un manguerazo (literalmente) en un patio para asearnos y cambiarnos de ropa.

El próximo año habrá que repetir... mirando bien el suelo.

Comentarios

  1. Se nota que todo es cuesta abajo, que corréis de espaldas y que las fotos son trucadas para dar sensación de pendiente.
    Ya está bien, hombre.

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  2. Ya decia yo una crónica de carrera de viernes.... jejeje. Bueno pues parece que lo pasasteis bien y para llevar 12 dias sin dormir pues buen rendimiento.

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  3. Jajaja, me he acordado de una imagen de Camacho, que abroncaba a uno de sus jugadores porque venía a que le echen agua en una heridita... ¿Qué agua y qué cojones? Anda, vete de aquí y ponte a correr, joder! :)

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  4. ¡Qué emocionante! ¡Qué temeridad! ¡Qué intrépidos deportistas! Y yo que pensaba que correr era símplemente poner un pie delante de otro un poco rapidito ...
    ¡HAY QUE MIRAR DÓNDE SE PONEN ESOS PIES, HOMBRE!
    Fdo: La churri de la ambulancia.

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  5. Hoy puedo reconocer que no me caí. Solo era una estrategia (dar pena) para que me echaran más paella que a los demas en el plato.

    Eso si, prometo aprender a saltar los salientes de roca del camino en vez de dejar atascado el pie.

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